domingo, 23 de marzo de 2014

Comiendo con Toros. El sibarita en la Tertulia Taurina.





Avekrénides, reconozcámoslo, no es un gran aficionado a los toros, pero si que le gusta comer y a ser posible, bien. Así que el pasado domingo tuvo el placer de visitar un buen restaurante zaragozano y probar sus ricas viandas.



La Tertulia Taurina, que así se llama el restaurante, es un establecimiento típico de Zaragoza muy próximo a su plaza de toros y famoso por su " rabo de toro " plato que se tiene que degustar claro está en época taurina que es cuando estos animales abundan por estos lares. Olé! Olé!

Su carta para " plato del día " dispone, a elegir, entre 5 primeros, 5 segundos y su precio 16,20 euros por persona, incluye pan, vino y agua.
La mayoría se decidió por un vino tinto porque abundaba el número de comensales carnívoros. Nos sirvieron este vino de la tierra. Viña Oria un Cariñena, garnacha, que estaba bueno.



Entre fotos de matadores y cabezas disecadas de astados, Avekrénides, empezó a comer olvidándose por un momento de la crisis, de los políticos corruptos y de sus puñeteras madres. 
De primero un buen plato de Caracolas a la napolitana con salsa de anchoas y queso Brie. Buenoooo! como estaba la pasta de rica, a los italianos se les caerían los pantalones de gusto.
La salsa le daba un toque espectacular a unas caracolas que estaban en su punto.



Para un segundo, Avekrénides suele pedir pescado, así que aprovechó para degustar una especialidad del chef de la casa, una Cazuela de pescado con salsa de tomate y mejillones.
Pescado abundante, combinación de salmón, mero, emperador y merluza. Todo junto parecía una orquesta de jazz. Fantástico y dicho de paso, casi no se lo pudo terminar, pero llegó hasta el final.



Y como colofón a esta gran corrida, el postre. Eh! Eh! Eh toro! Se puede elegir entre muchas cosas buenas : tarta, helados, sorbetes... Pero el olfato condujo a nuestro protagonista hacia unas...
Natillas caseras de chocolate blanco, casi nada, adios a la dieta que nunca existió. Pero que placer.



Fue una buena y agradable tarde taurina, en un restaurante acogedor, con un buen personal y en el que da auténtico gusto comer bien y en grata compañía que es de lo que se trata.

 Tres estrellas Miguelín!

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