viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentin y los ajos.



Si,es cierto, 14 de febrero, día de San Valentín. Esa fecha señalada en el calendario en el que todas las parejas sean homo o hetero deben demostrar su amor. Pero que romántico, que bonito, amor eterno, para siempre oeh! oeh! oeh!.
Este gran invento anglosajón que hace que las arcas de los centros comerciales rebosen dinero de los incautos e incautas que de buena voluntad demuestran así su amor a su pareja o parejas.
Pero ¿ Quién era este San Valentín que se ha hecho tan famoso?
Pues San Valentín no era anglosajón, no, no ,era como muchas cosas, romano. Al parecer era un sacerdote que vivió en Roma, en el siglo III d.c.

Tenía por costumbre, buena costumbre, casar a los jóvenes legionarios romanos que en plena fiebre amorosa querían casarse con sus parejas y así poder copular sin problemas formando familias cristianas como dios manda.

El problema era que la ley romana, una ley secular, prohibía casarse expresamente a los legionarios romanos . En esto eran inflexibles y claro el Emperador Claudio II, éste no es el de Robert Graves, preso de ira mandó ajusticiar al bueno de Valentín, la ley era la ley. Lex dura sed lex.

¿ Pero que se esconde detrás de toda esta historieta? Avekrénides piensa que los "culpables" reales fueron los ajos.



Si ,este modesto vegetal, fácil de cultivar, tan sano, tan utilizado desde que el hombre era "erecto". Resulta que era obligatorio en la alimentación de los legionarios romanos. El ajo era utilizado como desayuno habitual y daba un vigor excepcional a los jóvenes romanos.
Por desgracia el amor y la guerra nunca se han llevado bien. El Emperador romano necesitaba jóvenes guerreros, aguerridos y que emplearan toda su energía en matar enemigos de Roma. No podía permitir que se desfogaran antes copulando sin parar con sus esposas, porque claro luego no podrían ni levantar una gladium.
Avekrénides, gran defensor del amor y no de la guerra, recomienda el uso habitual del ajo. Al estilo romano, seguro que así nuestra sociedad sería mucho más feliz, menos amargada.
!Viva San Valentín¡ y los ajos claro.

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