domingo, 26 de enero de 2014

Pompeya. El Anfiteatro.






A Avekrénides le gusta pisar "suelo romano". Visitar Pompeya es uno de los privilegios que los habitantes de este mundo tenemos, sobre todo, para los europeos porque la tenemos mucho más a mano. Esto no es Literatura, no es Filosofía, no es Teoría cuántica, es la Historia tangible.

Patear Pompeya puede ser muy cansado, es un gran esfuerzo, mejor que te lo tomes con calma y si puedes vuelve a visitar lo que te dejaste. Si es cierto, se ha convertido en una especie de Disneyland a la romana, llena de turistas presurosos que persiguen a sus guías, que a su vez también tienen prisa por cumplir su horario. Si no tienes cuidado puedes acabar aplastado por una manada de éstas.

Prisa, prisa, prisa en Pompeya . No se debería tener prisa al contrario. ¿Qué hacéis aquí? Esto no es una película de romanos,  no vas a ver a Gladiator dando caña a diestro y siniestro así que no corras. ¡Ah! y lleva unas buenas zapatillas o nada más entrar maldecirás tu suerte.




El anfiteatro de Pompeya está situado al  Este del yacimiento en una zona más bien retirada del centro de la ciudad. Se construyó en el 70 a.c. y es uno de los mejor conservados.
Lo novedoso es que fue construido en piedra y de forma permanente. Se sabe que eran duumviros Quinctius Valgus y Marcus Porcius, que además pagaron la obra. Esto para los tiempos actuales también sería novedoso , pues hoy en día los duumviros se suelen quedar con los denarios públicos y no ponerlos de su bolsillo precisamente.



Tenía una capacidad de unos 20.000 espectadores, casi nada para hace 2.000 años. Sus dimensiones eran de 135x104 metros y a las gradas superiores se subía por unas escaleras colocadas en las fachadas exteriores.
En verano en Pompeya hace mucho, pero mucho calor, por eso en la parte superior de los graderíos solían colocar unos toldos para tener una buena sombra y librarse del molesto sol.
La gente no venía aquí a escuchar música, ni a ver teatro. Aquí se venía a ver sangre, a ver lucha de gladiadores, a ver matar animales. Se recreaban batallas, se comía, se bebía , se gritaba y se montaban unos follones de padre y señor mío como el que se produjo con los habitantes de la vecina Nuceria y que llevó al Emperador Nerón a suspender los juegos en Pompeya durante 10 años.
A los romanos les iba el rock duro , que le vamos a hacer, y los gladiadores lejos de ser unos muertos de hambre, como aparecen en las películas, solían comer muy bien y eran muy cotizados , sobre todo,  por las mujeres pompeyanas.










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