miércoles, 25 de junio de 2014

Panteón de Roma.





Es una visita obligada en Roma, El Panteón de Agrippa es la casa de todos los dioses romanos, puro misticismo que aun tenemos la suerte de conservar y de poder visitar. Es el templo circular mas importante que se conserva de la época romana y el más espectacular después de Santa Sofía en Estambul.





Es uno de los lugares preferidos de Avekrénides, uno de esas maravillas que hay en el mundo y que te dejan con la boca abierta.
Está situado en la Piazza della Rotonda muy cerca de la Piazza Navona y fue edificado en tiempos del Emperador Adriano hacia el 125 de nuestra era. Se le llama también Panteón de Agrippa porque está situado sobre un templo rectangular que mandó construir años antes en este lugar, Marco Agrippa, amigo personal de Augusto y yerno, además de su más importante general.



Parece ser que el arquitecto de esta maravilla fue Apolodoro de Damasco. Además de la gran cella circular tiene, a modo de atrio , un espacio rectangular octástilo, impresionante entrada sobre el que se sitúa el gran frontón triangular.





Hoy en día el Panteón es una basílica cristiana, Santa Mª de los Mártires ya que recoge muchos restos de los cristianos enterrados por las distintas catacumbas romanas y además están enterrados allí varios reyes de Italia y hombres ilustres como Rafael, así que la visita hay que hacerla con el máximo respeto.







Podríamos hablar aquí de órdenes clásicos, de la proporción de las medidas, de la perfección de este edificio y de toda su influencia posterior, ésto está muy bien. Pero es que el Panteón hay que experimentarlo y una vez que estás dentro comprendes muchas cosas.
Es el lugar predilecto de Roma para numerosas personas y es que realmente es espectacular.




Una vez dentro conviene situarse en el centro, si, justo debajo del óculo, el orificio central de la espectacular cúpula de casetones. Es aquí donde se puede sentir la grandeza de Roma, no hay otro espacio similar. Esa atmósfera que parece irreal te lleva directamente con los dioses.
Si tenéis suerte y  ese día llueve comprobareis como el agua entra directamente del cielo, libremente, pero apenas salpica y el suelo estaba diseñado de tal forma que empapaba y filtraba hacia abajo todo el agua que caía.
No, no eran tontos los romanos, ni mucho menos. Avekrénides lo pudo comprobar él mismo.



Si el día es soleado, la luz que se cuela por aquí te teletransporta al cielo . Con paciencia se espera uno a que enfoque hacia la puerta de la entrada. Guau eso es puro rock and roll.



Roma vincit!
Avekrénides con el bimilenario de Augusto.

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