RETSINA SECO.

IN VINO VERITAS.

El Retsina, vino blanco procedente de Grecia, se asoma hoy a El Mundo de Avekrénides. Una aventura que comenzó en un supermercado de una cadena alemana. Tuve un mal día, lo reconozco, pero con el vino a veces no se acierta.

La verdad es que me dejé llevar más que nada por la botella y por el buen sabor de boca que este vino siempre me había dejado.

Lo he probado en la misma Grecia en donde suele acompañar al  marisco y al rico pescado que tienen allí. El de hoy no se parece gran cosa, lo digo ya desde el principio. Lleva el nombre de Retsina Seco pero la verdad es que me ha parecido un aguachirri, no se quien producirá este mejunje pero desmerece el buen nombre del vino.

El Retsina lo producen los griegos desde hace miles de años y recibe su nombre por el sabor que la resina de pino que recubría los recipientes de barro dejaba en el vino.

Su sabor es único, es muy especial, un vino de alta calidad con Denominación de Origen, ningún vino se puede llamar Retsina si no se ha producido en la misma Grecia. El de hoy no dudo que sea griego pero su calidad a mi juicio y  al de mi paladar, es baja.

AVEKRÉNIDES KATA.

En la copa presenta un color amarillo muy muy pálido, brillante y cristalino pero no tiene un aspecto atractivo para mi gusto.

Removemos un poco la copa y acercamos nuestra nariz para percibir sus aromas. Muy suaves, florales tipo manzanilla pero ni rastro del característico olor a resina. No es que tenga malos aromas pero en una cata a ciegas ya les digo yo que no lo identificarían como el típico Retsina.

En boca es muy  seco, demasiado para mi gusto y con una acidez muy persistente que se come todo lo demás. Hay un gran desequilibrio. No me ha parecido agradable pero es que a mí los vinos ácidos no me van.

No me ha gustado, reconozco que tuve un mal día, esperaba mucho más de este Retsina y no se lo recomiendo a no ser que les gusten los vinos ácidos y secos. 

Reconozco que tuve un mal día y no acerté con el vino pero como bien decía el amigo Forrest Gump, la vida es como una caja de bombones. Con el vino pasa lo mismo y si no los pruebas nunca sabrás si te gustan o no.