IN VINO VERITAS.
Hoy vamos a catar en El Mundo de Avekrénides el último de los vinos de cuento que nos queda, CAPERUCITA TINTA.
Cerramos el círculo de los vinos económicos que produce y vende Mercadona. Como ocurre en los otros dos vinos que ya hemos probado, lo primero que nos llama la atención es su cuidada botella.
Con unas etiquetas muy llamativas, en el anverso aparece una caperucita de espaldas al cliente mientras que en el reverso aparece una caperucita convertida en un feroz lobo.
Caperucita tinta es un vino tinto joven de Bodegas Torre Oria. No tiene Denominación de Origen ni tiene crianza aunque al parecer si tiene una maceración en barrica de roble.
Es un vino con dos variedades de uva: Tempranillo y Syrah aunque me ha sido imposible averiguar el tanto por ciento de la mezcla.
Mercadona con estos productos trata de atraer al cliente joven al mundo del vino. Una estética muy cuidada y unos precios muy competitivos, pues el precio de la botella es de 1,60 euros.
Caperucita tinta es un vino que no pretende ganar premios ni sobresalir en ninguna lista, a mi juicio es un buen vino de diario, suave y orientado al consumo masivo.
Su suavidad hace que maride bien con las carnes blancas, pero también con una buena tabla de quesos y embutidos, arroces, pescados azules. Es un todo terreno.
AVEKRENIDES KATA.
En la copa presenta un color rojo cereza, cristalino y como vino joven la gota corre vivaz por la copa.
Removemos y acercamos nuestra nariz al borde, percibimos aromas suaves florales y a fruta.
Presenta una entrada fresca, de acidez contenida pero persistente hasta el final. Unos claros toques afrutados y un fondo especiado que le da el Syrah. Yo la verdad es que no he notado el toque a madera de la maceración.
En general es un vino bien equilibrado, suave de los que entran muy bien y que por el precio que tiene hay que probarlo casi obligatoriamente.
Se podrá estar de acuerdo o no con Mercadona pero lo cierto es que vende mucho y el cliente no es tonto.
Estos tres vinos que hemos catado cumplen sobradamente con los mínimos de calidad. Nos podemos permitir el lujo de beber estos vinos a diario sin que nuestra cesta de la compra se resienta.
Además es mucho más saludable una copita de vino en la comida que un refresco de cola afloja tornillos. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá.
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