domingo, 18 de octubre de 2015

PONTE VECCHIO. FLORENCIA.


EGO SUM


Hay momentos en la vida, por desgracia no muchos, que uno está donde realmente le gustaría estar, es nuestro lugar y nuestro momento, a mí me ocurre con el Ponte Vecchio en Florencia.
Es un lugar especial, bello muy bello y que cualquier fotógrafo suele apreciar al instante. No se si será el peso de la historia o la acumulación de tanto lujo en un espacio tan reducido pero lo cierto es que uno no se cansaría de apretar el clic de su cámara.






Y no es que me vaya mucho el lujo o mejor digamos que no está a mi alcance, pero convendrán conmigo que el Ponte Vecchio no sería el mismo si en lugar de las joyerías famosas, estuviera lleno de carnicerías como lo estaba hasta 1.593.

No es lo mismo ver trozos de animales desmembrados colgando de ganchos que ver esos escaparates llenos de joyas y artículos de lujo.







Y es que el viejo puente sobre el Arno es un icono del buen gusto, ideal para tomar una granita limone en verano y recorrer sus aceras con atención.  

Es un sitio capaz de curar la depresión a muchas mujeres y de provocar la bancarrota de muchos caballeros. Así que amigos cuidado con la cartera.







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