IN VINO VERITAS.
Amables lector@s a estas alturas no descubrimos nada si decimos que el mundo del vino es apasionante, lo es por muchas razones y si a eso le unimos nuestra pasión por la Arqueología resulta que hoy presentamos un producto singular que nos traslada directamente a los banquetes de la antigua Roma.
Avekrénides lo va a llamar arqueovino. ¿ No se han preguntado alguna vez a que sabían los vinos que tomaban los romanos? ¿ No han sentido nunca esa curiosidad ?
Pues bien el matrimonio formado por Benito Báguena y Pilar López de Cariñena (Zaragoza) se han propuesto devolvernos ese placer para el paladar.
Los conocimos en la última edición de Tarraco Viva, en donde tuvimos el gusto de participar en un taller de cata de vinos romanos acompañados de unas deliciosas tapas, también al mismo gusto.
Es que nos mola ser Ciudadanos Romanos.
Sus vinos están elaborados siguiendo los tratados de las fuentes romanas, sobre todo, del sabio Columella.
En su Cella Vinaria, llamada Sermonae, siguen estrictamente los tratados romanos de vinificación para elaborar estos buenísimos caldos. Una labor muy importante si se quiere llegar a un vino lo más parecido posible al que tomaban siglos atrás nuestros antepasados.
Las uvas son prensadas con los pies y el mosto es fermentado en dolias, enterradas en la arena.
El primer arqueovino del que vamos a hablar es el MULSUM, sin duda, uno de los más famosos y apreciados de todos los vinos romanos.
Según Columella en su Rex Rustica, el Mulsum tenía que ser fermentado con miel en una proporción de 1 parte de miel por cada 4 partes de mosto.
Aquí tenemos una botella de 50 cl con una etiqueta sencilla pero muy romana con el famoso Augusto de Prima Porta. La sencillez suele ser un buen presagio. Su precio 7 euros, excelente relación calidad precio. Vamos pues a catar un vino romano.
Avekrénides Kata
Es un vino blanco joven del 2014 elaborado con uva Garnacha y que una vez en la copa resulta algo turbio. Recuerden que esta macerado con miel por lo tanto da sensación de más densidad, sin embargo, la lágrima se desplaza rápida por la copa.
El corcho desprende un inequívoco olor dulzón a miel de mil flores. Color dorado muy intenso en los bordes.
En nariz resulta también muy intenso, aromas a miel , a flores y afrutado al final dando cuerpo. Les aseguro que la primera impresión es increíble es un aroma complejo.
En boca, es también sorprendente, porque te esperas un vino muy dulzón y no es así. Hay un perfecto equilibrio de sabores. Naturalmente que la primera impresión es dulce, a miel, pero le sigue el gusto afrutado y una acidez en perfecta armonía.
Los romanos bebían el Mulsum durante la Gustatio, lo que hoy serían los aperitivos o entrantes. Solían aguar sus vinos porque tenían mucha graduación y la variedad de uvas también era diferente, pero este Mulsum de Cariñena resulta una exquisita aproximación al romano.
Nosotros lo probamos en Tarraco con una tapa romana que consistía en un dátil, con nuez, pimienta y una fina capa de miel. Aquello estaba fantástico. Nos sentimos unos auténticos sibaritas.
Es ideal para aperitivos y postres pero también puede maridar por contraste con lo salado. Nos ha gustado mucho con los quesos, salazones y el jamón, porque potencia mucho su sabor.
El único problema es que su producción es artesanal, muy limitada. Si quiere ser un sibarita romano, lo va a tener un poco complicado, esperamos que nuestros amigos Benito y Pilar se animen a aumentar el número de botellas y podamos degustarlos todo el año. Mucho ánimo que tenéis un producto muy bueno.
El dios Baco. |