El peinado femenino romano siempre ha sido motivo de estudio para los investigadores. bien reflejado en pinturas y esculturas que afortunadamente todavía conservamos.
El Museo de Tarragona presenta estos días una excelente exposición sobre la cosmética y la belleza en la Antigüedad y hay un capítulo dedicado al peinado femenino.
El Museo de Tarragona presenta estos días una excelente exposición sobre la cosmética y la belleza en la Antigüedad y hay un capítulo dedicado al peinado femenino.
El peinado en época republicana era mucho más sencillo, con el pelo partido en dos y recogido en un moño y a veces con algún tipo de adorno. Todavía no había sofisticación y era mucho más austero. Era el reflejo de la propia sociedad romana republicana.
Las mujeres casadas llevaban seis trenzas, sex crines y casi siempre aparecen con el pelo recogido, es muy difícil encontrar el retrato de una mujer romana con el pelo suelto.
En la Roma Imperial todo cambia, la sociedad era mucho más rica, más ostentosa y las modas en el peinado la marcaban las emperatrices. Sus peinados eran imitados por las nobles y de allí se extendía al resto.
Las profesionales del pelo y la estética se llamaban ornatrices, lavaban el pelo, lo cortaban, trenzaban, se utilizaban los tintes, postizos, pelucas... en fin, todo estaba inventado ya, hay que tener en cuenta que la sociedad romana era muy sofisticada.
El tope en la sofistificación en el peinado es, sin duda, la época Flavia. Se puso de moda el peinado en nido de abeja, el colmo del peinado recargado que utilizó por primera vez Julia, hija del emperador Tito.
El pelo se trenzaba sobre la frente hasta hacer como una especie de casco y por detrás el pelo trenzado y recogido en un moño.
Curioso el tema del peinado romano para estudiar la evolución de esta cultura de la Antigüedad.
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