A Avekrénides le gustan las ciudades que renacen de sus cenizas, es de Zaragoza, una ciudad reducida al polvo por las tropas napoléonicas y capaz de renacer y de reinventarse.
Herculano también fue borrada del mapa, pero por el poderoso Vesubio y muchos siglos después salió de nuevo a la superficie mostrando su verdadera cara.
Calor mucho calor en Herculano en verano, pero un buen romano era asiduo visitante de las termas porque el baño siempre ha sido saludable.
Hoy paseamos por el sector femenino de las termas centrales de Herculano. En estas termas de ciudades pequeñas los romanos no se mezclaban y tomaban los baños separados por sexos.
Todos los edificios termales, comenzaban con una habitación llamada apodyterium, eran los vestuarios, en donde la gente se desnudaba y guardaba la ropa. Como se puede ver en la foto era una estancia abierta, sin armarios y en el caso de las señoras pudientes una esclava se quedaba aquí guardando sus pertenencias.
A continuación pasaban a una sala templada calentada en este caso por braseros, era el tepidarium, aquí las damas se iban relejando y acomodando el cuerpo para acceder después sin problemas a la zona que hoy denominaríamos como sauna.
Como se puede apreciar en las imágenes, todos los suelos estaban adornados por elaborados mosaicos, especialidad romana y las paredes irían revestidas de estuco pintado, pero se ha perdido.
La zona caliente, pero muy caliente, era el caldarium. Aquí el aire circulaba por el interior del suelo, la temperatura era elevada. A un lado de la sala estaba la piscina de agua caliente, revestida de mármol y en el lado opuesto había una fuente de agua fría que se usaba cuando el calor era ya insoportable.
Piscina de agua caliente |
Fuente de agua fría |
Estas termas son pequeñas, no son como las de Caracalla precisamente, por eso las femeninas no tenían frigidarium. No querían que sus mujeres se enfriaran demasiado.
Esta zona que falta, tendría una piscina de agua fría, les gustaba el contraste de temperatura si alguno ha estado en un spa moderno lo habrá experimentado seguramente, la sensación es inolvidable. Pues bien eso mismo sentían los romanos muchos siglos antes y es que estos señores ya habían inventado muchas cosas, que como sus ciudades vuelven de sus cenizas.
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