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domingo, 5 de enero de 2014

Alejandro Magno en Pompeya.









Situado en una de las principales salas del Museo de Nápoles podemos contemplar la belleza del famoso mosaico de Alejandro Magno.
Impresionó mucho a Avekrénides tener delante esta magnífica obra de arte, que narra el enfrentamiento entre Alejandro, rey de Macedonia y Darío III, rey de los persas. Parece ser que es una escena de la batalla de Issos (333 a.c.) , aunque no queda claro, pero es en la única en la que según las fuentes de la Antigüedad los dos estuvieron muy próximos en pleno combate.
El autor o autores de esta maravilla se desconocen, por desgracia entonces los artistas no firmaban sus obras. No es un mosaico especialmente bien conservado pues hay partes que han desaparecido. Pero se puede apreciar claramente en la parte de la izquierda a Alejandro, vestido con armadura y  montado sobre Bucéfalo, arremeter contra los soldados persas que intentan proteger a su rey que va  en un carro de guerra.



Pero curiosamente la parte principal de la escena no es Alejandro como podríamos presuponer, sino más bien es el rey persa y su cara de susto, al menos es allí adonde te conduce la atención. Se ve que la batalla la da por perdida y emprende la huida a toda velocidad.
Sorprende el dinamismo de la escena y todos los detalles de las armaduras, vestimentas y caballos que más parecen propios de una pintura al fresco. 
Pero no nos engañemos, esta maravilla no fue concebida para ser vista así como la vemos en las fotos. Esto era simplemente el suelo de una habitación, como el que hoy en dia se pone tarima flotante , los romanos se colocaban estas cosas.
Claro que no estaba en una casa cualquiera, estaba originalmente en una de las mejores casas de Pompeya, en la famosa Villa del Fauno. Su dueño se desconoce, ahora que era rico, muy rico y todo un sibarita.
Impresionante casa en la que este suelo casi pasa inadvertido así que imaginaos como era la villa, 3.000 metros cuadrados llenos de belleza helenística.
Una pequeña muestra son estas fotos tomadas por Avekrénides en Pompeya, en donde se puede ver su emplazamiento original.












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