Sangre y arena, no podía faltar en el festival romano de Tarraco Viva. La asociación Ars Dimicandi (Arte del combate) todos los años acude fielmente a la llamada de Tarragona y este 2.015 tampoco faltó a la cita.
Avekrénides también estuvo allí. Armado con su inseparable Nikon intentó conseguir las mejores instantáneas posibles.
Este año fuimos más selectos y acudimos a la sesión del sábado por la mañana, más corta pero no menos interesante, ya que se podía disfrutar de las charlas y de los combates, en la propia arena del anfiteatro y en primera fila.
DARIUS EL LANISTA. |
Darius comenzó la sesión con una introducción sobre el origen de la Gladiatura. El principio parece estar en los Etruscos y sus ceremonias fúnebres . Se celebraban torneos en honor al difunto, normalmente de clase alta, en donde cobraba especial importancia la sangre, el dolor y la muerte.
Quítense de la cabeza escenas de películas como Spartacus o Gladiator. Buenos espectáculos visuales pero alejados de la realidad.
Durante la República romana la Gladiatura pasa a ser un espectáculo público. Muy caro por cierto. Aparecen los Ludi escuelas de gladiadores dirigidas por Lanistas. Los gladiadores pasan a ser un gran negocio.
¿Quienes eran estos gladiadores? Eran esclavos, delincuentes, guerreros vencidos de pueblos conquistados por Roma. Pero incluso también había ciudadanos romanos en busca de gloria y fortuna.
Llevaban una vida de dura disciplina. Eran excelentes atletas y luchadores. Comían bastante bien, dieta vegetariana rica en proteínas. Tenían excelentes médicos y atenciones de todo tipo.
Muchos se hicieron famosos y conquistaron su ansiada espada de madera (Rudis). Gozaron de los favores de las damas romanas y murieron con honor en los combates. Pero para el pueblo romano eran su espectáculo favorito junto a las carreras de cuadrigas.
Comenzó la demostración con la lucha de dos de los más poderosos, el Mirmilon a la derecha y el Tracio a la izquierda.
El Mirmilon llevaba un armamento pesado, escudo legionario rectangular que le tapaba casi todo el cuerpo, casco con visera y cresta en forma de pez y su arma de ataque era el gladius, la espada legionaria que penetraba en el cuerpo como si fuera de mantequilla.
El Tracio era también poderoso, de armamento más ligero, llevaba un escudo mucho más pequeño, protecciones en ambas piernas, el típico casco tracio con visera y cresta y su arma ofensiva era la Sica, espada curvada pensada para herir al rival en la espalda, su punto más débil.
Todo estaba pensado en la Gladiatura para que hubiera espectáculo.
A continuación aparecieron los Provocatores, gladiadores muy agresivos que normalmente abrían los juegos.
Sus armas eran: Casco liso, escudo rectangular, espada corta, protección en el pecho y protecciones en el brazo derecho y pierna izquierda.
Seguidamente hicieron su aparición los Gallicos. Más ligeros pero no menos agresivos.
Llevaban un casco cónico forrado como de fieltro y protecciones en la nuca. La espada era cortada y también forrada. El escudo era más bien pequeño, ovalado. Llevaban protecciones en las dos piernas y el brazo derecho.
Los golpes en la primera fila de la arena impresionaban mucho más, esto no era una exhibición era un auténtico combate pues esta gente se lo tomaba muy enserio.
Y para finalizar no podía faltar el Reciario, el preferido del público romano. Su rival el temible Secutor.
El Reciario (pescador) era el gladiador más expuesto. Su estrategia era pescar la cabeza del rival y rematarlo con el tridente. Si fallaba con la red no le quedaba más remedio que ser agresivo con el tridente y un pequeño puñal. No llevaba casco esto mejoraba mucho su visión, solo llevaba defensa en un brazo. Era ligero y desafiaba a la muerte como un torero al toro.
El Secutor era temible, su casco era liso para que resbalara la red, llevaba un escudo largo, espada corta y defensas en el brazo derecho derecho y pierna izquierda.
Su estrategia clara era pinchar al Reciario en las piernas, después rematarlo en el suelo.
Normalmente los gladiadores no morían en la arena. Según estudios recientes las bajas eran del 8 por ciento. En las fuentes romanas aparecen como espectáculos muy sangrientos con poco respeto hacia la vida humana.
Lo cierto es que se sabe que un gladiador era carísimo, su vida era muy apreciada y en raras ocasiones se decretaba su muerte. Se hacía dirigiendo el dedo pulgar hacia la yugular.
Éste fue el epílogo del espectáculo de Ars Dimicandi, la ceremonia de muerte de un gladiador vencido.
Se utilizaba siempre una daga ceremonial de bronce, como la que muestra Darius en la foto. El gladiador derrotado y de rodillas la tomaba en sus manos y se la digía hacia su izquierda por encima de la clavícula. Directa al corazón, muerte rápida y con honor.
Sangre y arena. Fuerza y honor. Así eran los gladiadores romanos y así cada año nos lo recuerda Ars Dimicandi en la arena de Tarraco Viva.
ROMA VINCIT!
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