El Castillo de San Jorge se halla situado en la cima de la colina más alta de la ciudad de Lisboa, así que su posición es dominante y visible desde cualquier punto.
Se puede subir hasta las cercanías del Castillo en autobús, en tranvía o también a pie por las cuestas del barrio de la Alfama, el barrio más típico de Lisboa, es algo que merece la pena.
Se puede visitar todo el recinto del castillo que es de unos 6.ooo metros cuadrados, se pueden ver algunas salas interiores convertidas en museo, los jardines, los miradores, hay un bar, un restaurante e incluso unos puestos donde sirven copas de vino portugués que se pueden degustar contemplando el atardecer lisboeta.
Aquí Avekrénides y su inseparable Nikon estaban en su salsa. se pueden hacer increíbles fotos de Lisboa desde los miradores.
El Castillo de San Jorge probablemente remonte su origen a época romana, se encontraron restos aquí durante las obras de restauración, pero lo que es seguro es que ya en el siglo V había ya un castillo visigodo.
Luego durante la dominación musulmana se estableció en este punto el Alcázar y se fortificó con enormes murallas y torres.
Alfonso I |
En plena reconquista cristiana las tropas de Alfonso I de Portugal y con la ayuda de los cruzados europeos atacaron la fortificación musulmana. El cerco duró tres meses. Una vez conquistado el castillo se colocó bajo la invocación de San Jorge, considerado el santo protector de los cruzados.
Desde 1.255 Lisboa fue la capital del reino de Portugal y en este castillo estaba el Palacio Real.
Fue el lugar donde se celebró la recepción de Vasco de Gama tras descubrir el camino marítimo a la India. Este castillo ha superado los innumerables terremotos que ha sufrido Lisboa. Pero tras el cambio de la residencia real y el terremoto de 1.755 el complejo cayó en decadencia.
A principios del Siglo XX fue declarado Monumento Nacional y se empezó a restaurar.
Hoy en día es un sitio magnífico, imprescindible visita si estamos en Lisboa.
Pero tómenselo con calma, merece la pena disfrutar de los paisajes lisboetas que podemos apreciar desde aquí.
Relájense, aprecien el momento y si pueden tomen una copa de vino portugués que está muy rico, palabra de Avekrénides.
Elevador de Santa Justa-Iglesia do Carmo |
Praça do Comércio |
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