Burano es una isla encantadora, muy famosa por sus casas de pescadores con sus fachadas multicolores de tonalidades muy saturadas.
Está en la laguna veneciana muy accesible con el vaporetto y desde luego pasear por sus calles y tomar fotos aquí fue todo un placer para Avekrénides.
Dice la leyenda que los marineros pintaban así sus casas para reconocerlas en los días de niebla. Sea esto cierto o no, Burano es un festival de colores. Sus calles también están recorridas por canales como en Venecia y dan a la isla ese ambiente tan especial.
Callejones estrechos parten a derecha e izquierda de sus canales. No hay que preocuparse, es imposible perderse.
Sorprende el poco pudor de esta gente cuando tiene que secar sus coladas. Las colocan en las mismas fachadas de sus casas o incluso de fachada a fachada. Es una cosa que hoy no solemos ver en nuestras ciudades pero que a Avekrénides le recuerdan a muchos pueblos de España.
Bonita isla veneciana en la que no podía faltar su iglesia, dedicada a San Martino, con su famoso campanile inclinado.
Burano es un paraíso para el fotógrafo, toda la isla es un gran escenario para poder componer escenas mágicas de colores llamativos.
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