Páginas

jueves, 5 de junio de 2014

Gladiadores. Cap.3. #Ars Dimicandi#




Hoy se cierra el círculo de los gladiadores, Ars Dimicandi, en Tarraco Viva, es el tercer y último capítulo por el momento, porque quien sabe si nos volveremos a ver pronto en Roma, hay que celebrar el bimilenario de Augusto como es debido.
Avekrénides no es muy partidario de fotografiar con teleobjetivo, pero desde las gradas de un anfiteatro no hay más remedio que usarlo. Las fotografías intentan relatar un poco la sesión gladiadora, era una ocasión única de acercarnos a la historia real de estos luchadores.
Equilibrio mucho equilibrio, repetía el lanista, aquí reside el éxito de la lucha. Es como la vida misma, el problema es que hay mucha gente desequilibrada por ahí.


Aquí tenemos la lucha entre un Tracio armado de lanza, escudo circular redondo , con defensas en las dos piernas y casco con plumero y un Homoplacus que es más antiguo, al estilo samnita, parecido al Murmillo, pero con un escudo más pequeño que podía usar de arma ofensiva.



                                        














Combate duro ante un público cada vez mas enfervorecido y al final se produjo la derrota de uno de los gladiadores, pero cuidado la lucha continuó...


En el último combate apareció el Retiarius o Reciario, el más aclamado de los gladiadores.


No, no es un pirata aunque lo parezca, el Reciario no llevaba casco, no llevaba escudo para defenderse no llevaba coraza ni grebas en las piernas, sólo una defensa en su brazo izquierdo.
Sus únicas armas, el tridente, la red y un puñal. Era el más torero de todos, desafiante con su oponente. Solo disponía de un momento para estudiar al enemigo y lanzarle la red.



Si acertaba con la red tenía la oportunidad de clavarle el tridente al enemigo y de ensartarlo como una aceituna, pero si fallaba se quedaba prácticamente indefenso y tenía las de perder.
Su oponente era el Secutor, el gladiador más fiero, el cazador, el más armado. Con casco esférico, coraza, escudo grande, defensas y armado con el gladius.


Si fallaba con la red, el Secutor tarde o temprano lo cazaba como se puede ver en la imagen de abajo, en la que le da un pinchazo en todo el hígado. Este era el final del Reciario.


Desde el Mundo de Avekrénides felicitar a todos los componentes de Ars Dimicandi, pues nos hicieron pasar un rato maravilloso, transportándonos a una época que nos apasiona.

Roma vincit!




No hay comentarios:

Publicar un comentario